lunes, 30 de abril de 2007

¡Para gustos... canciones!


¿Conocéis algún medio musical en el que sea el propio oyente el que cree su ‘emisora de radio’ y seleccione la música que quiera escuchar? Desde ‘Medios Musicales’ lo hemos encontrado. Nuestro descubrimiento se llama Pandora. Se trata de una radio que funciona a través de Internet creada por el ‘Music Genome Project’ que data del año 2000, y cuyo principal objetivo es lograr crear una estación de radio en función de los gustos musicales del internauta.



Pandora respeta en todo momento la ley de Propiedad Intelectual. Es un portal anti-piratería, de hecho, los oyentes no pueden descargarse ilegalmente ningún fichero, y en el caso de que alguna canción les interese existen enlaces directos a Itunes para realizar la descarga de manera legal. En la eterna lucha contra la piratería queremos defender este proyecto y recomendarlo a todos los amantes de la música.
También hay que destacar el amplio abanico musical que abarca Pandora. Este proyecto está al alcance de cualquier tipo de oyente, independientemente de los gustos musicales que éste posea.

Sin embargo, a pesar de que defendamos este medio musical, discrepamos con él en cuanto al planteamiento del objetivo que posee. Basan las búsquedas de canciones en la equivalencia y la semejanza musical entre distintos temas, para así crear una ‘estación de radio’ que abarque los gustos del usuario. Esta pretensión se puede convertir en un arma de doble filo.
Por un lado, tal y como ya hemos señalado, nos parece muy acertado el hecho de otorgar al usuario de libertad a la hora de elegir qué escuchar. Pero por otro lado, este medio resulta demasiado restrictivo. Este es el punto de inflexión en el que da comienzo nuestro debate ya que nos planteamos hasta qué punto puede ser objetivo un gusto musical, o si por el contrario, éste es pura subjetividad.

¿Cuando nos gusta una canción 'x', por regla general nos tiene que gustar todo aquello que musicalmente se le parezca? No. La música es subjetividad. Y el gusto musical lo da la variedad. No pensamos que primero se cree el gusto y luego el usuario escuche por norma una serie de canciones equivalentes. La objetividad y la música no son compatibles, es más, según el estado de ánimo del oyente y el contexto (si ésta solo o acompañado, el lugar donde se encuentra, si utiliza altavoces o auriculares, etc.), la canción puede sonar distinta. En este sentido Pandora, que en un primer momento apoya la libertad de selección, posee en el fondo una estructura demasiado rígida y poco flexible; más aún que las radios convencionales.

Pandora parte de la idea de que el gusto es objetivo, y por esa regla de tres si a un oyente le gusta ‘x’ canción de Madonna forzosamente debería de también gustarle todos aquellos temas que localiza el buscador y que en cuanto a ritmos, acordes, y notas musicales, son cercanos a la canción 'x'.
El planteamiento de la Web es problemático porque el gusto, como ya hemos dicho, no es algo que se pueda clasificar. Y el problema es doble cuando un oyente tiene muy claro lo que quiere escuchar y tiene muy definido su gusto hacia algún cantante o grupo. Pandora además de suponer lo que, de manera objetiva, debe gustarle a ese oyente, le ofrece una serie de canciones que aunque sean similares a la que él busca pueden producir su rechazo. Pensamos que el gusto musical no implica que las canciones tengan que ser similares, ritmos y melodías parecidos.

Una cosa muy distinta es que el gusto musical se enmarque dentro de un género. De hecho, los medios musicales tienden a organizar y a ordenar la música con el fin de fidelizar a sus oyentes. Una emisora de radio que decida especializarse en flamenco, por ejemplo, tiene la seguridad de que sus seguidores serán oyentes que estén interesados en este género musical y que posiblemente se enganchen a esta emisora. Dentro del género que abarca esta radio (el flamenco), habrá una gran variedad de canciones que no tienen por qué ser equivalentes en sus notas, tonos, acordes, etc. Es concretamente en este punto en el que encontramos el gran fallo de Pandora ya que parte de definir el gusto musical del oyente. La estructura de la web nos parece muy acertada así como su carácter anti-piratería, sin embargo el planteamiento no es acertado porque no fideliza oyentes sino que los dispersa y los separa.

Llegamos a la conclusión de que este medio musical, en un primer momento, es una herramienta que dota al oyente de libertad a la hora de hacer su propia selección, y de crear múltiples ‘estaciones de radio’, pero en un segundo plano descubrimos que el esqueleto resulta demasiado rígido y compacto y que la libertad que ofrecía queda muy restringida. Como medio musical atípico nos parece muy interesante pero su objetivo, organizar la música según lo que llamaríamos ‘el gusto musical objetivo’, parece ambicioso y puede llegar a no cumplir las expectativas del usuario. Pandora no es una radio que fidelice a sus oyentes ya que éstos no saben con qué se van a encontrar.
Para finalizar, queremos romper una lanza a su favor, y fomentar Pandora como herramienta de descubrimiento y de experimentación en la búsqueda de música que quizá desconocíamos y que podría llegar a formar parte de nuestro ‘gusto musical’.